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sábado, octubre 13, 2012

Romances Complejos. C-17

Regla número 1000. (De nuevo al martes)

La campana ya había tocado. Los estudiantes ya se había ido a sus casas, sólo estaban, en el salón, Len y Tomoki. Satoshi estaba asolas, de nuevo, en el salón de arte. Tomoki hablaba con Len sin mirarlo, dándole, punto a punto, lo que no haría y lo que no pensaría hacerle estando, esta vez en su propia casa.

¿¡Entiendes!? –preguntó terminando de hablar. Len alzó la mirada y dejó el lápiz con el que escribía a un lado. Si, si. Ya entendí –afirmó Len sonriéndole tranquilamente. Tomoki lo iró entonces con ira fingida, y se percató de que mientras él le hablaba Len había estado escribiendo algo.

¿Qué escribías? –preguntó tomando el cuaderno entre sus manos. Léelo –respondió Len sonriente. No había dejado de mirar a Tomoki. Éste quedó impresionado al leer lo que Len había escrito en el cuaderno. Uno a uno había anotado todo lo que él le estaba diciendo, hasta los reproches los había escrito.

Se lo regresó en seco. No dijo palabra alguna, Len tampoco, sólo tomaron cada uno sus cosas y partieron. Satoshi se ocultaba para no ser visto mientras se marchaban de la escuela. Mañana aprenderás –murmuró- que debes obedecerme-. Len y Tomoki se perdieron de vista y regresó al salón de arte.

No se tomaron mucho tiempo para legar a casa de Tomoki. Éste avanzó a paso apresurado esperando superar eso lo más pronto posible. Lo hiso pasar y lo llevó directamente a su habitación para empezar con las labores del trabajo asignado. Len se mantuvo al margen, tal como Tomoki se lo había predicho.

Mientras le explicaba a Tomoki, poco a poco se iba aproximándosele. Tomoki no se percataba de ello, sus ojos no se desprendían de los ejercicios que trataba de comprender. Len en todo momento le indicaba, le enseñaba, y, a su vez, se le aproximaba. Mantuvo a la mano el cuaderno donde llevaba anotado aquello que Tomoki le había dicho con tanto recelo.

Llegado un momento en que la respiración de Len invadía su espacio, Tomoki se viró y se vio frente a frente con el rostro de Len. ¡Aléjate! –gritó empujándolo con fuerza. Len cayó de espaldas y luego se sentó de nuevo. ¡Habíamos tenido un acuerdo! –expresó Tomoki enojado- ¿Lo olvidas?

Obviamente, Len, no lo había olvidado. Pero no logró controlar sus impulsos, y se dejó arrastrar por ellos. Len lo miraba fijamente sin decir nada, eso enojó aún más a Tomoki. ¿¡Por qué te quedas cayado!? –le preguntó histérico- ¡Dime, dime! ¿Por qué sigues con esto? Len sonrió.

¿Hasta cuándo debo decirlo? –preguntó mientras se le acercaba de nuevo- Es porque me gustas. Tomoki se sonrojó al escucharlo y trató de desviar lo que había escuchado. ¡Deja de decir esas tonterías! –reclamó enojado- ¡Ambos somos chicos! Len seguía aproximándose aél.

¿Y eso qué? -dijo Len mirándolo fijamente. Tomoki estaba recio. No llegó a moverse, esa mirada, de alguna manera, le había deshecho la poca valentía que tenía. ¿Acaso eso a ti te importa? –le murmuró estando ya frente a él. Extendió su brazo y le acarició el rostro asustado a Tomoki. Sus ojos denotaron humedecerse, iba a llorar.

No llores, no llores –dio Len con preocupación- ¡Perdón, perdón, perdón! Lágrimas comenzaron a brotar entonces de sus ojos y Len no sabía qué hacer. Lo vio llorar, por primera vez, y por causa suya. Le secó las lágrimas y le murmuraba que lo perdonara, pero el gesto de ternura en el rostro de Tomoki no podía pasar desapercibido para los ojos de Len.

Se fue inclinando hacia él mientras lo miraba llorar. Tomoki le decía que no lo hiciera, pero Len seguía aproximándosele. Detente, por favor –dijo tomandole el rostro a Len- No lo hagas. Su voz era demasiado llamativa para los oídos de Len, su rostro de angustia denotaba cuán tierno era en verdad. Terminaron besándose entonces. Len lo tomaba de los brazos; Tomoki, del rostro…

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-Arigatou-

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