Romances Complejos. C-18

¿¡Quéeeeeee!?

Len lo besaba, Tomoki se dejaba llevar. Estaban en el suelo. Len arrecostó a Tomoki contra el suelo, sus manos lo acariciaban. Las manos de Tomoki se aferraron a la espalda de Len, éste, poco a poco intentaba quitarle a Tomoki la suya.

No, por favor –dijo tomando las manos de Len. Éste le sonrió, le tomó las manos, se las levantó y las sostuvo contra el suelo solo con una de las suyas. La otra, totalmente libre, exploraba el cuerpo de Tomoki sin restricciones. Tomoki gemía. Trataba de no hacerlo, pero Len seguía tocándolo donde más le daba en gana.

Te estás reteniendo ¿cierto? –le preguntó al oído. Tomoki no le respondió con palabras, no podía. Sólo negó con la cabeza y le apartó la mirada. Len lo soltó y, entonces, arremetió contra sus vestiduras. Le quitó la franela y luchó por despojarlo del pantalón que llevaba puesto.

¡Detente, para! –expresó Tomoki con la vos cortada. Len le sonreía mientras lo veía luchar. Cuando logró despojarlo del pantalón, intentó despojarlo de la ropa interior. No fue tan difícil como lo fue con el pantalón. La desnudez de Tomoki estaba explícita ante los ojos de Len, tal como muchas veces la había imaginado.

Len comenzó a explorar cada espacio de aquel débil cuerpo. Cada rincón, cada parte donde llegase la luz era tocada por los ambiciosos dedos de Len. El rostro de Tomoki demostraba lo mucho que le agradaba aquel ejercicio. Gemía, gemía pero lo trataba de evitar siempre. No quería hacerlo, lo que menos quería era demostrar que aquello le estaba gustando.

Len, colocándolo que mirase al techo, lo observó detenidamente. Se inclinó hacia él y fue besando su cuerpo, empezando desde el cuello, descendiendo hasta la entre pierna. Tomoki intentó detenerlo. Lo haló de la franela para que subiera, pero Len le tomó las manos y Tomoki se dejó llevar.

Len tomó entre sus manos el miembro erecto de Tomoki, lo acarició pervertidamente con sus dedos y luego se lo llevó a la boca. Tomoki perdía el control deliberadamente mientras Len proseguía. Luego…

…Tomoki despertó de golpe. Ya había amanecido. Su rostro estaba estupefacto por lo que acababa de soñar. El sol entraba por la ventana de la habitación, el viento soplaba fuerte. No había nubes. Tomoki llegó a la escuela con la misma cara con la que se había levantado. Muchos pensaron que le había ocurrido algo, pero nadie podía pensar siquiera de qué se trataba. Ya era miércoles…

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-Arigatou-