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sábado, noviembre 10, 2012

Romances Complejos. C-21

Ese jueves. (Parte 1)


Tras la campana de salida, todos recogían sus cosas para regresar a casa luego de otro duro día de escuela. Len y Tomoki, por extraño que suene, se fueron juntos. Len le hablaba de mil y un temas, pero Tomoki los ignoraba uno tras otro. Aún trataba de superar todo por cuanto había pasado hasta ese momento.

– ¡No tienes que seguirme! –gritó Tomoki un tanto irritado. Len soltó una carcajada. – No te estoy siguiendo –afirmó, solo estoy tomando el camino más largo. Tomoki lo miró con malos ojos. Len solo le sonreía. <<¿Por qué tiene que seguirme?>> pensó <<¿Por qué?>>.

Caminaron juntos el desolado trecho un tanto distanciados. Claro está, Tomoki no quería estar cerca de Len, pero éste enloquecía por estar cerca de Tomoki. Ninguno había dicho una palabra desde hace un rato y el silencio se volvió un tanto molesto para ambos. Claro está, Len quería hablarle, pero Tomoki no deseaba hacerlo.

– Ya llegamos a tu casa –dijo Len al cruzar en la cuadra por donde vivía Tomoki. Éste se mantuvo callado y siguió caminando como si nada. Abrió la portezuela del jardín y se dirigió a la puerta principal de la casa. Len lo observaba desde la acera. Tomoki en ningún momento se dio la vuelta para mirarlo, lo venía ignorando todo el camino.

Cuando Tomoki cerró la puerta, Len saltó la portezuela y se sentó junto a la puerta de entrada, debajo del pórtico. Esperó unos cinco minutos y luego llamó a la puerta. Por suerte para Len, Senri le abrió tal como lo hizo la última vez que había venido solo.  Le traje esto a Tomoki –mintió mostrándole un cuaderno que era suyo Lo ha dejado olvidado en la escuela.

Senri le hizo pasar y lo envió al cuarto de Tomoki. Lo acompañó hasta la puerta, la abrió y lo hiso pasar. Tomoki, al verlo, dejó caer las sábanas que llevaba entre sus manos.  Despistado como siempre –dijo Senri al hacer pasar a Len Te han traído algo que has dejado en la escuela. El rostro de Tomoki gesticuló duda.

Senri se fue, cerró la puerta y solo quedaron Len y Tomoki. Éste recogió las sábanas que había dejado caer y las colocó sobre la cama. – A ver –dijo Tomoki con enojo ¿Qué fue lo que olvide?–. Len se le acercó escondiendo una mano de su vista. Se mantuvo en silencio, mirándolo fijamente, intentando mostrar lo que ocultaba.

– ¡Déjate de tonterías! –dijo Tomoki ¡Dame lo que me vas a dar y vete!. Len asomó su mano, vacía, y le sonrió. Tomoki al ver que no tenía nada, supo que lo había engañado. Estaba ahí por otras razones y se preguntaba ¿cuáles?. Len dio dos pasos hacia él y lo tomó de las manos. Tomoki lo soltó enseguida.

– ¿A qué has venido? –le preguntó desafiante ¿Por qué viniste?–. Len se mordió el labio inferior, luego agarró a Tomoki de los brazos y lo arrojó a la cama. – No tengo palabras para explicártelo –le respondió al colocarse encima de él. Tomoki intentó decir algo cuando la mano de Len comenzó a acariciarle el rostro.

Tomoki lo miró fijamente con asombro. Por su mente corrían los recuerdos de sus encuentros con Satoshi y lo que esos encuentros le contrajeron. Sus ojos no lograban mirar a ningún otro lado, solo miraban fijamente los de Len, que brillaban como los de un niño ante un juguete nuevo. 

– ¿Qué hago para que me aceptes? –le preguntó Len acariciándole el cabello ¿Acaso está mal que te ame tanto?–. Tomoki trató de decir algo, pero sus palabras se ahogaron y sólo salió de su boca un aire tosco. Su respiración se aceleró de repente e intentó quitarse a Len de encima. Éste no se lo permitió, aunque no lo forzó a quedarse quieto.

Sólo lo miraba a los ojos, le acariciaba el rostro, el cabello, le toqueteaba los labios. Sus ojos pronto se vieron entristecidos. Se apartó de Tomoki, recogió sus cosas y lo miró por última vez antes de abrir la puerta para partir.  Perdóname, Tomoki-chan –murmuró–, perdóname.

Esa reacción repentina de parte de Len confundió a Tomoki. Se sintió angustiado por alguna razón, y corrió tras él para detenerlo. Len bajaba las escaleras cuando Tomoki lo alcanzó, lo tomó de un brazo y haló de él. Lo llevó de regreso a su habitación y cerró la puerta.

Así es como Tomoki lo miró a los ojos, con ese gesto suyo de tristeza, se le aproximó y se aferró a él derramando una lágrima sobre sus brazos. Len solo sonrió, por su cabeza las palabras “ya es mío” revotaban como un eco cerrado. Lo tomó entre brazos y lo arrastró hasta dejarlo recostado sobre la cama…

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-Arigatou-

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