Palabras del Autor.

Suspendido indefinidamente.

Un saludo y Gracias.

sábado, abril 28, 2012

Ni Sol, Ni Luna. C-7

Capítulo de un Sentimiento Perplejo
Caricia…


La mirada de Rin, su rostro, expresaban dolor, pánico; estaba destrozada. -¡Vamos, vete ya!- dijo Ren totalmente fúrico cerrando la puerta de la habitación en la cara de Rin. Ren se sentó junto a la puerta, secándose las gotas de agua que aún corrían desde su cabello. –“¿Fui muy duro acaso?”- pensó en ese instante.

-“Pero era lo que… debía, no, tenía que hacer”-. Soltó entonces una carcajada maníaca, había comenzado a perder la razón. – ¡Soy… un… maldito… bastardo!-. Abrió la puerta de la habitación y salió, pero Rin ya se había marchado. Ren se dejó caer de rodillas al suelo. -¿Qué hice? ¿Qué hice?-.


Rin, sobre el tejado de la casa, comenzó a llorar. Ya estaba oscureciendo, era solo cuestión de minutos para que las estrellas bailasen de nuevo. Con aquella tristeza, con aquel despecho arraigado a su corazón, comenzó a cantar aquella tan funesta pero a la vez sublime melodía.


“¡Y miré!
Y sonreí una vez más,
Pensando que un día, quizás
Dejaría de sangrar ya
Mi ser”

Sin importar la distancia, Yahiko, que estaba recostado en su cama entristecido, logró escuchar aquella voz que pedía con desespero que le rescatasen. -¡Rin! ¡Es Rin!- dijo exaltado, cayéndose de la cama accidentalmente. -¡Tengo… que ir!-. Se colocó una camisa y corrió enseguida tras su búsqueda.


Ya la noche se había hecho presente y, con ella, un invitado no deseado. Nubes cubrieron por completo el cielo nocturno que ahora parpadeaba cada vez más. Relámpago tras relámpago, trueno tras trueno y aquel molesto olor a humedad que invadía el ambiente. Yahiko no le dio importancia. En esos momentos su cabeza sólo podía pensar en una sola cosa: Rin. Corría y corría guiándose sólo por la voz de Rin que apena y se escuchaba.

“Tu mirada se borró,
Tu caricia desapareció
Dejándome, dejándome

Aquí tirada en un balcón

Llorando... sin corazón”

-¿Pero dónde diablos está?- se preguntó Yahiko deteniéndose para tomarse un respiro. Las primeras gotas de lluvia habían comenzado a caer. -¡Maldición!- gritó Yahiko enojado. –Rin, te necesito aquí… conmigo-. Siguió buscándola en cada cuadra, en cada callejón, pero había olvidado los tejados.

Densuke, mientras leía tranquilamente un libro en su habitación, decidió abrir la ventana y echar un vistazo al cielo. Estaba tan concentrado en el libro que ni cuenta se había dado de que llovía a cántaros. La melodía de Rin llegó a sus oídos a pesar de los fuertes truenos. –Esa voz… ¿Será Rin?- murmuró al escuchar pero, no le dio importancia, solo cerró la ventana y se desplomó en la cama.

-Rin… ¿por qué tuve que recordarte?- murmuró colocándose la almohada sobre la cabeza. -¿Por qué tuve que estar enamorado de ti?-. Yahiko, por su parte, mostraba más enojo que tristeza debido a la preocupación de no poder encontrarla. Su mente poco a poco se iba consumiendo.

-¡Tengo… que… encontrarla!- decía extenuado mientras se arrastraba por la acera totalmente empapado. -¿Por qué… no… puedo… encontrarte?-. Rin lo observaba con inquietud al ver como su corazón se iba desmoronando gota a gota, con cada segundo, con cada respiro. No iba a detenerse.

-Deja de buscar a Rin- murmuró Rin con una voz llena de miseria. –Rin ya no puede más-. Yahiko volteó la cara de golpe. -¡¿Rin?!- dijo creyendo haberla encontrado, pero ella no estaba allí. Por un momento su voz desapareció, su canto se había detenido. Yahiko estaba a punto de perder la cabeza.

-¡¿Acaso no quieres que te encuentre?!- gritó con desespero. -¡Aunque sea... aunque sea una vez más!-. Comenzó a golpear el suelo repetidas veces. -¡Quiero verte! ¡Maldición deseo verte!-. En ese instante, Rin se arrodilló a su lado y, secándole las lágrimas, le acarició el rostro.



*

No olvides votar
y comentar.
-Arigatou-

1 comentario: