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Suspendido indefinidamente.

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lunes, septiembre 17, 2012

Mirai Nikki: Calm Serenade.

Serenata de la Calma.

-Akise, ése chico... -musitó hundiéndose, lentamente, en un profundo sueño. Un chispazo de luz repentina lo devuelve a la materialidad: sus ojos, inundados en el asombro, pestañean repetidas veces a la vez que se pasean por todo el derredor de sí. -Akise... -musita al acariciar sus labios con la yema de los dedos. En su rostro la incredulidad y la sensación de lo absurdo embriagaban todas y cada una de sus gesticulaciones. Sus escencias, sus virtudes (todas ellas) yacía desperdigadas en el espacio: Yukiteru era un mero zombi, desconectado completamente del mundo real, desarraigado del sentido de la consciencia; yacía hundido en interrogantes, en aquel nombre que susurraba de cuando en vez: Akise... Akise Aru.

-Akise Aru, Akise... Akise Aru -se le escuchaba decir en un eco infinito, con la voz casi apagada y el rostro empalidecido, como solidificado. Minúsculas lucesillas briboneaban a lo lejos, en la infinita oscuridad de aquel pensamiento atormentado. Éstas bamboneaban de un lado a otro, muy llenas de vida, totalmente enajenadas de Yukiteru quien permanecía inmóvil musitando aquel nombre repetidas veces. -Akise... Akise... Akise... -empezó a escucharse a sus espaldas. Eran otras voces, distintas, completamente individuales las unas de las otras. En su rostro, Yukiteru, dibujó una sonrisa complacida. Un flashazo de luz muy poderosa estalló frente a sus ojos, dejándolo como ciego durante un rato.

-¿No quieres despertar acaso? -preguntó a la vez que sonreía. Aquella mirada brillaba descomunalmente la permanecer fija sobre la suya propia. Yukiteru, pestañeando repetidas veces, intentó erguirse pero sus fuerzas apenas y le alcanzaron para sentarse. -¿Qué tanto soñabas? -preguntó aquel tras tomarle de la mano. - ¿Soñar? N-no, no soñaba nada -respondió Yukiteru con pizcas de nerviosismo sin siquiera apartar la mano que sujetaba la suya. Se mordía los labios con insistencia. Aquel otro apenas y sonreía: sólo lo miraba fijamente. -Te lastimarás, no hagas eso -dijo acariciándole, con la yema de los dedos, sus húmedos labios. Instintivamente, Yukiteru, no pudo evitar hacerse a un lado.

-No dejabas de repetir mi nombre una y otra vez -dijo-; ¿Acaso soñabas conmigo?- Era inevitable: se sonrojó, apartó la mirada y trató de mantenerse al margen de aquel otro. No lo logró. No podía alejarse de quien, con sólo palabras, le invadía la existencia. Aunque no era eso, no se trataba de eso. No se trataba de una molestia común, no se trataba de un desprecio, no tenía nada que ver con ello: era el beso. Lo recordó. Se lo negó mentalmente, pero la imagen... la imagen de aquel chico, Akise, era intachable en su memoria. Lo besó, lo besó sin mediar palabra. -¿Q-qué? E-eso... m-m-mentira -expresó Yukiteru, a duras penas, tras verse arrinconado en ninguna parte.

-¡No digas cosas locas así de la nada! -exclamó sin siquiera alzar la mirada. Akise, próximo a él, le tomó de la mano nuevamente a la vez que, con la otra, le levantaba el rostro para que lo mirase. -Sólo di que no te gusta -dijo sonriente. Se inclinó de a poco al ver que, por parte de Yukiteru, no había ninguna respuesta: sólo se le quedó mirando como absorto, consumido por una especie de curiosidad o completo desconocimiento de lo que le decían. -Te dije que no dijeras cosas locas así de la nada -respondió a la vez que sus ojos comenzaban a humedecerse. Su sonrojada expresión no era de enojo o temor, ni desagrado ni nada parecido. Akise, incitado por aquella falta de negativa por parte de Yukiteru, se aproximó aún más a él.

-¿Por qué no dices que no? -preguntó cuando se halló irremediablemente próximo a aquel rostro que, sin éxito, buscaba ser esquivo para con él. -Pero... n-no sé... -dijo, buscando alguna manera de dar respuesta a aquel otro rostro que, peligrosamente, se aproximaba a él sin señal alguna de querer retirarse. ambas voces se apagaron entonces: el sonrojar de Yukiteru se intensificó aún más. Sus labios, los de Akise, poco a poco se llevaban consigo el sabor, la esencia de Yukiteru. Aunque fue momentáneo, Yukiteru sabía, porque lo recordó, que el beso de aquella vez no había sido imaginación alguna: el sabor, la textura, el acelerar de su corazón... todo era idéntico, aunque más cálido. <<Ya no importa>> pensó <<Ya no importa nada>>. Sus mirada de incredulidad se apagó y el cerrar de sus ojos fue una puerta abierta que lo empujó a rodear con sus brazos la figura de Akise...

-Akise... Akise Aru... -





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-Arigatou-

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