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sábado, septiembre 01, 2012

Romances Complejos. C-11

No hay palabra que valga. (Lunes)

Los ojos enfurecidos de Tomoki miraban fijamente los del testarudo Len. El cuerpo de Tomoki en el suelo con el de Len sobre él, aparte de la continua brisa, hacían sentir el ambiente algo tenso. ¡Apártate! –gritó Tomoki tratando de liberarse- ¡Quítate de encima!-. Len seguía mirándolo de la misma manera. ¡He dicho que te apartes! –seguía gritando Tomoki- ¿¡Acaso no lo entiendes!?

Len se fue inclinando hacia él poco a poco. No –dijo a media voz-, no lo entiendo-. Y poco a poco se fue inclinando más y más. Tomoki estaba paralizado al ver que estaba intentándolo de nuevo. <<No debo –pensó-, no debo dejar que me haga esto>>.  Cuando lo tuvo suficientemente cerca, aligeró la presión de sus brazos dejando que Len lo sujetase. Éste, al ver que no se resistía, aligeró su presión sobre ellos también.

Tomoki aprovechó la circunstancia tomándolo desprevenido. Se liberó de las manos de Len empujando a éste con todas las fuerzas que pudo. Se levantó enseguida, apretó los puños y le atinó un golpe a Len en el rostro. ¡Deja de pensar en cosas raras conmigo! –gritó colérico- ¡La próxima vez no te irá tan bien!
Sólo se escuchó el sonido de la puerta cerrándose después de eso. Len se levantó de nuevo y posó su mirada sobre el cielo. La puerta se abrió de nuevo. ¿Qué te parece si dejas a Tomoki-chan en paz? –dijo una voz fría y malévola-. Len se dio vuelta y se topó con una figura un tanto singular. Interfieres en mis planes –dijo luego.

¿Y tú, quién eres? –le preguntó Len con cierto enojo. El joven llevaba gafas y su cuerpo no era tan distinto al de Tomoki, a diferencia de su estatura. Eso es lo que menos importa ahora –dijo todo arrogante- Lo importante es que te alejes de él-. El aire se sintió pesado en ese instante. Len apretó los puños al ver a aquel muchacho darle la espalda tan arrogantemente.

<<Interfieres con mis planes>> ¿Qué habrá querido decir con eso? –se preguntó Len absorto por la aparición de aquel desconocido personaje. La intriga, la duda y, más internamente, la impotencia, lo dominaban justo en aquel momento. La campana sonó…

* * *

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-Arigatou-

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