Palabras del Autor.

Suspendido indefinidamente.

Un saludo y Gracias.

sábado, septiembre 22, 2012

Romances Complejos. C-14

Todo un lío. (Hace 5 días)

Las clases de este día están por terminar. Tomoki está en clases de pintura, junto con Satoshi. Frente a él, en el caballete, una pintura del invierno; frente a Tomoki, una del otoño. El sol entraba por la ventana y acariciaba el poco suelo que alcanzaba; y un despistado observador lo tomaba de inspiración.

El joven Kaname deslizaba el pincel de arriba hacia abajo y viceversa. Cuando la campana había sonado, todo ya habían terminado sus respectivos cuadros a tiempo, excepto Satoshi, como solía hacerlo a diario para volver quedarse el resto de la tarde y culminarlo a solas. Los ojos de Tomoki, sus labios, su ser eran silenciosa y sombríamente admirados definidamente por los ojos de Satoshi.

Kaname rápidamente cubría su pintura para que nadie la viese. Tomoki, tan curioso, quería verla, pero Kaname se lo negaba. El rostro de Kaname se sonrojó e intentó no mirar a Tomoki a los ojos. Por alguna razón, Satoshi se le aproximó, y le pidió que se lo mostrara (era la primera vez que Satoshi se mostraba interesado en otro estudiante).

Kaname lo miró directamente a los ojos. Sí, así como lo lees, lo miró a los ojos. Su gesto era de total confianza hacia él, como si fuesen amigos de hace mucho. Kaname, sin dudarlo, descubrió el cuadro que había pintado. Todos los que ahí estaban admiraron el cuadro y alababan a Kaname por su grandioso recuadro.

Satoshi permaneció en silencio. Miraba el cuadro tratando de desviar su mirada de Tomoki, pero, aun así, no lograba apartar sus ojos de él. Le dio unas palmadas a Kaname en el hombro y se regresó a su puesto. Todos quedaron boquiabiertos al ver tal reacción de parte del temido y admirado Satoshi.

Cuando ya todos se habían ido, Satoshi había quedado solo en aquel salón, rodeado únicamente de los cuadros que colgaban de las paredes. Estaba, de nuevo, sentado frente a su pintura, mirándola, cuando se escuchó un ligero sonido. La puerta se abrió.

¡Satoshi-chan! –expresó Tomoki sorprendido- ¿También te quedarás hoy?-. Satoshi afirmó moviendo la cabeza. No se esperaba una respuesta con palabras. ¿Podrías pasarme mi cuaderno de notas? –preguntó Tomoki algo temeroso- Lo dejé tirado bajo la silla-. Satoshi lo seguía mirando. Pero ven y tómalo –le dijo con su tono habitual. <<Acércate>>.

Está bien –dijo Tomoki cruzándose de brazos- Lo recogeré yo-. Mientras Tomoki se acercaba, Satoshi iba dejando el pincel a un lado. Esperó a tenerlo lo bastante cerca y se levantó. ¿Ocurre algo Satoshi-chan? –preguntó Tomoki al ver que se levantó de golpe. No es nada –respondió Satoshi acercándose a él.

Al estar frente a él, le quitó lo que llevaba en las manos y lo dejó caer al suelo. ¿Qué… qué haces…? –preguntó Tomoki, pero fue interrumpido. Satoshi lo agarró por los brazos y lo dejó caer al suelo junto a él. ¿Qué pasa contigo Satoshi-chan? –preguntó Tomoki todo asustado. No es nada –murmuró Satoshi-, ya te lo había dicho.

Estando en esa posición, Tomoki no podía moverse. Satoshi lo sujetaba con mucha fuerza de los brazos. Lo miraba fijamente con ese vacío de sus ojos, atrapando los asustados ojos de Tomoki que lo veían. Satoshi se inclinó hacia él y lo besó en la mejilla, lo miró a los ojos de nuevo y, a continuación, lo besó en la boca.

Tomoki estaba atónito. Trato de zafarse, pero la fuerza de Satoshi era demasiado para él. ¿Por qué me hiciste eso? –preguntó Tomoki. Lo hise porque me gustas –dijo SAtoshi inclinándose haci él. Dejándole una mano libre, comenzó a acariciarle el rostro. Tomoki le apartó la mano. ¡Detente! –gritó- ¡No sigas!-. Satoshi le sonrió.

Su mano se infiltró bajo la tela que cubría el cuerpo de Tomoki. Acariciaba lentamente su pecho mientras lo volvía besar. Tomoki intentaba apartarlo empujando su hombro, pero su fuerza estaba siendo consumida. La impotencia lo embarcaba. El verse de en esa situación no era algo que podría controlar.

Quiero que te fijes en mí, Tomoki-chan –dijo Satoshi rozándole los labios- Quiero que seas mío-. Tomoki, al escucharlo trató aún más por apartarlo. ¡No digas esas cosas! –gritaba- ¡Apártate, apártate, apártate!-. Satoshi no se apartaba, al contrario, se aferraba más a lo que decía. Su mano comenzó a descender hasta toparse con el borde del pantalón.

¡No lo hagas! –gritó Tomoki desesperado- ¡No te atrevas! Pero Satoshi le ignoro. Desabotonó el pantalón y su mano se sumergió en él, tocando la piel que Tomoki ocultaba debajo. ¡Detente, detente, detente! –gritaba descontrolado. Su respiración se aceleraba, su cuerpo se iba serenando poco a poco, su rostro denotaba placer. Satoshi lo volvía a besar…

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-Arigatou-

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