La campana del almuerzo había sonado. Len perseguía a Tomoki pidiéndole, una y otra vez, que lo perdonara. Satoshi los seguía de cerca y, a su vez, Kaname lo seguía a él. Se dirigían a la cafetería. Len buscaba de diferentes maneras lograr Tomoki lo mirase un segundo. Lo halaba del brazo, se posaba frente a él, lo ponía contra la pared, pero Tomoki se zafaba de él en cada intento.
Por favor Tomoki, escúchame –decía Len insistente, pero Tomoki no le prestaba atención alguna. Lo ignoraba. Si no me dejas explicarte no podrás entender –dijo Len, pero Tomoki seguía sin escucharlo. Está bien, está bien –murmuró Len-, te dejaré-. Y diciendo esto, se levantó de donde estaban sentados y se alejó de él. Tomoki soltó un suspiro. ¿Cómo puede hablarme después de lo que pasó? –se preguntó un tanto irritado- ¿Qué puedo hacer? ¡Lo hice, y con otro chico!-.
Alzó la mirada y vio cómo Satoshi se llevaba a Kaname consigo. Eso es raro –murmuró al verlos. Len se mantuvo alejado, pero a la vez atento de él, de no perderlo de vista. Por un segundo creyó que Tomoki se había levantado, así que se movió rápidamente para hallarlo sin darse cuenta de que le había pasado por un lado. Tomoki lo miró extrañado y siguió almorzando tranquilamente.
Len lo buscaba por diferentes lugares, pero no lo hallaba. Tomoki, al terminar de almorzar, se dirigió tranquilamente a la azotea. Len recién entraba en un salón a buscarlo cuando él subía las escaleras que conducían a la azotea. Len no llegó a verlo. Al no encontrarlo dentro del salón, salió de allí rápidamente y bajó las escaleras.
¡Shizuka-chan! –gritó al verla en el pasillo- ¿No has visto a Tomoki-chan?-. Ella negó con la cabeza. Puede que esté en la azotea –dijo luego. Len le agradeció y corrió a toda velocidad hasta la azotea. Se tropezó con varios alumnos en el camino, pero no le importó, sólo quería estar con Tomoki. Luego del último escalón, golpeó la puerta y la abrió bruscamente.
Tomoki escuchó el ruido causado por el golpe y se dio la vuelta. Len corrió hacia él con desesperación al instante de haberlo visto. Sus ojos estaban húmedos. Lo abrazó con fuerza y lo atraía hacia sí como si se lo fuesen a arrebatar. ¡Oye, oye, suéltame! –decía Tomoki intentando alejar a Len de sí. Perdón, perdón, perdón –murmuraba Len con las lágrimas a punto de caer- Perdóname por lo que te hice. Tomoki lo escuchó y permaneció en silencio.
Su cabeza estaba contra el pecho de Len cuando las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Len lo soltó y retrocedió, pero Tomoki lo haló del brazo, lo tornó y lo colocó contra el cercado de ciclón. Lo miró a los ojos se alzó de puntas, po ser un tanto más bajo que Len, y le plantó un beso en los labios.
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-Arigatou-
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