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Suspendido indefinidamente.

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sábado, diciembre 22, 2012

Romances Complejos. C-27


Sábado de búsqueda.

Era temprano en la mañana. El reloj marcaba, creo, las 8:55am cuando Len llamaba a la puerta de la casa de Tomoki. Éste aún yacía dormido, oculto bajo sus sábanas. Senri, como tenía planeado salir, estaba ya despierto esa mañana. Le abrió la puerta a Len y lo hiso pasar. ¡Vaya que tengo suerte! –dijo Senri sonriendo- estoy a punto de irme y no quería dejar a ese remedo de niño totalmente solo. Después mamá me asesina-. Len soltó una carcajada al escucharlo. Descuida, descuida –dijo-, lo cuidaré por ti-.

Así, Senri partió y Len se dirigió a la habitación de Tomoki. Abrió la puerta y se encontró con un bulto enorme que yacía sobre la cama. El bulto se movía mucho y logró escuchar que decía algo, pero no le entendía. Se acercó más a la cama, trató de inclinarse hacia el bulto, pero éste se movía con demasiada continuidad.

En una de esas menudas revueltas, el rostro de Tomoki quedó al descubierto. Len aprovechó el momento de quietud, y haló  un poco las sábanas hacia abajo, dejando al descubierto a Tomoki hasta los hombros. Su rostro dormido era aún más infantil al acostumbrado. Len le acarició el rostro con delicadeza para no despertarlo. De repente Tomoki vuelve a hablar estando dormido. Len-chan, espera Len-chan –decía. Len al escucharlo se sonrojó y se cubrió la boca incrédulo. ¿Está soñando conmigo? –se preguntó. Tomoki volvió al silencio. Su cabello, todo despeinado, relucía bajo el sol que por la ventana entraba. Su apariencia era de total debilidad, no habría quien no pensase que se trataba de nomás que un niño.

Se sentó a su lado y comenzó a acariciarle su despeinado cabello. Lo miraba fijamente, lo detallaba: los labios, la  nariz, las cejas. No podía controlarse de nuevo, y sus manos rozaban aquellos labios. Tomoki abrió los ojos repentinamente y se topó con la mirada de Len fija sobre él. ¿Qué se supone haces aquí? –preguntó Tomoki con frialdad. Tu hermano no está –respondió- y me pidió que me quedase contigo-. Tomoki se quedó pensativo un segundo.

¿Por qué insistes en seguirme? –preguntó Tomoki- ¿Qué más quieres de mí?-. Len se inclinó hacia él para abrazarlo. Dije que te explicaría sobre eso –dijo a media voz estando recostado sobre Tomoki. Éste lo apartó y se levantó de la cama. ¡No quiero explicaciones! –expresó- ¡Sólo quiero que me dejes tranquilo!-. Len asomó de su bolso un cuaderno color verde. No puedo dejarte tranquilo –respondió- porque yo te quiero conmigo-.

Dejó el cuaderno sobre la cama, se levantó de la misma, y se acercó a él. Ódiame, ódiame mucho –murmuró-, pero yo te seguiré amando después de eso-. Al decir eso, le dio la espalda y salió del cuarto con lágrimas en sus ojos. Tomoki estaba impresionado con lo que había dicho. Trató de seguirlo, pero al intentar abrir la puerta, no lo logró. Len la halaba desde fuera, para que Tomoki no saliese.

¡Ábreme la puerta Len-chan! –gritó Tomoki intentando abrirla, pero la fuerza de Len era superior a la suya. Len se mantuvo en silencio. ¡Ábreme de una vez! –gritaba Tomoki enojado, pero Len no soltaba la puerta. Tomoki pensó que con esperar cinco minutos Len se cansaría y podría así abrir la puerta, pero se equivocaba. Cinco minutos después, Len aún sujetaba la puerta.

Tomoki, hartó, se sentó en la cama y tomó el cuaderno que Len había dejado en ella. Cmenzó a ojearlo. Sus ojos buscaban respuesta a lo que había empezado a leer, pero, mientras continuaba, se enredaba más y más. Leyó entonces un capítulo que le pareció interesante: “¿Cómo ser el número uno cuando hay dos?”. El rostro de Tomoki se sonrojó por completo al leer de qué se trataba. Cerró el cuaderno de golpe y lo arrojó contra el suelo.

¿Qué… qué se supone que es eso? –se preguntó un tanto tembloroso. Se quedó sentado ahí en la cama por un rato. No sé cuánto tiempo pasó, pero Tomoki al fin se bajó de la cama y tomó entre sus manos aquel cuaderno. Se acordó de Len y se dirigió a la puerta. La abrió sin problema alguno. Len había desaparecido de la casa dejándolo a él solo, solo con el cuaderno.

Se sentó de nuevo en la cama e intentó leer el cuaderno de nuevo, pero, esta vez, desde el principio. El cuaderno se titulaba “101 trucos para conseguir amante”. Tomoki no podía creer lo que leía. Entonces, ¿Len a usado esto para tratar de conquistarme? –se preguntó mientras leía. Y así se pasó el día, leyendo y leyendo el cuaderno, un capítulo tras otro, hasta leérselo por completo.

Con su rostro espantado, lo dejó de lado, tomó el teléfono que estaba en una mesita junto a su cama e intentó llamar a casa de Len. Olvidé que no tengo su teléfono –murmuró al tomar el teléfono entre sus manos. Soltó un suspiro y miró el reloj: la 1:00pm. Salió de la habitación, bajó hasta la sala y se fijó que Senri, en realidad, se había marchado.

En el refrigerador había una nota:

“Tuve que salir de emergencia. ¡NO HAGAS NADA ESTÚPIDO MIENTRAS NO ESTOY! Estaré de vuelta antes de que mamá llegue. Senri”. Tomoki la tomó y la arrojó a la basura. Buscó sus llaves y salió de la casa. Respiró profundo y, de repente, salió corriendo sin un rumbo fijo. Sus pies lo llevaban por las calles sin él controlar su propio paso…

* * *

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-Arigatou-

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