Palabras del Autor.

Suspendido indefinidamente.

Un saludo y Gracias.

sábado, junio 23, 2012

Ni Sol, Ni Luna. C-15

Capítulo de Sentidos Impulsivos
Obsesión…


-No soporto siquiera verte- dijo al tratar de asfixiar a Ren, presionándole con fuerza la garganta. Rin lo Embistió para apartarlo de Ren. En ese mismo momento, Densuke, quien había permanecido todo ese tiempo en su habitación, delirando al borde de la locura total, salió corriendo impulsado por quien sabe qué pensamiento suyo.
-¡Dije que no interfirieras!- gritó Yahiko empujándola de nuevo. -¡Tú me perteneces!-. Ren se puso de pie y, limpiándose la sangre de la boca, miró a Yahiko. Tomó la poca fuerza que le quedaba y, sin pensarlo siquiera, se abalanzó sobre Yahiko, atinándole un golpe al estómago. Rin salió huyendo de la cocina al ver que pelearían de nuevo.

Densuke, por su parte, caRinba tranquilo como si buscase algo, insistentemente y sin descansar o cubrirse de la lluvia que aún caía sobre las calles. De momento, Ren había sido vencido una vez más por los fuertes golpes de Yahiko alimentados por su rabia hacia él. Ambos estaban agotados, aunque a Yahiko aún le quedaban fuerzas. Examinó todo el lugar posando su mirada sobre el juego de cuchillos de mesa.

-Ahora sí, todo terminó- murmuró al tomar el que parecía afilado. Ren no se había percatado de lo que Yahiko hacía. Este se le aproximó sonriéndole macabramente. Se arrodilló y lo ayudó a ponerse de pie. Ren había caído en su actuación debido a su estado.

-¿Quieres que esto termine?- le preguntó Yahiko al oído, ocultando el cuchillo detrás de él. -¿Quieres dejar de sentir dolor?-. Ren afirmó con la cabeza. -Entonces… ¡toma!- expresó al apuñalarlo con el cuchillo. Ren cayó de nuevo al suelo, con la mirada perdida y derramando sangre por montones.

Yahiko comenzó a reírse de una forma sádica mientras se le acercaba. Se arrodilló junto a él y, alocadamente, comenzó a clavarle una y otra vez el cuchillo. -¡Tal y como lo querías!- gritó estando aún arrodillado. Rin no podía creer lo que había presenciado al entrar a cocina de nuevo. Cubriéndose la boca con ambas manos, se acercó aún más esperando que fuese imaginación suya, pero aquellas tan desparramadas manchas rojas eran reales.

Yahiko se levantó, la miró fijamente a sus atemorizados ojos y le sonrió. Rin retrocedió un paso. Sus rodillas temblaban tanto que chocaban entre sí. Densuke, parado frente a la casa, la miraba desde hacía rato, moviendo los labios nombrando a Rin. La lluvia no se detenía. Se pasó al jardín, subió las pequeñas escaleras de pórtico dirigiéndose a la puerta principal que, extrañamente, yacía entre abierta.

Al mismo tiempo, Yahiko lloraba sobre el ahora cuerpo sin vida de Rin. En su éxtasis de cólera, arremetió contra ella matándola también. Sin importar cuantas lágrimas derramase sobre ella, él sabía que no abriría sus ojos de nuevo, que, de ninguna forma conocida, ella volvería a despertar. Con su cuerpo, ya bañado en sangre, se puso de pie tomando entre sus manos el cuchillo con el que había arrebatado dos vidas inocentes.

Densuke se pasó a la sala de la casa, subió a la habitación, casi inmediatamente, y luego volvió a bajar. Un ruido que provino de la cocina llamó su atención. Con paso lento y tranquilo, se dirigió a ella esperando encontrar lo que buscaba. Entró, pero su expresión no cambió en nada.

Charcos de sangre en el suelo, tres cuerpos sin vida, pero a él eso parecía no asustarle y mucho menos importarle en lo absoluto. Minutos después, Densuke huyó de la casa. Corrió a toda velocidad llevándose consigo un paquete envuelto en una manta marrón. La lluvia parecía caer con aún mucha más fuerza. Densuke, con el paquete entre manos, se detuvo al llegar a su casa. Sonreía de una manera extraña.

Corrió a su habitación y se asomó por la ventana. –Solos tú y yo para siempre- dijo Densuke mientras desataba el paquete. –He vuelto, Rin. He vuelto-. Dejó caer entonces la manta al suelo abrazando impaciente aquello que estaba oculto bajo la manta: la cabeza de Rin. Densuke estaba totalmente demente. Echó un vistazo por la ventana y, a la luz de los relámpagos, divisó una figura femenina sobre el tejado de la casa de enfrente.

Aquella figura lo miraba mientras parecía que hablase consigo misma. –No te irás de mí ¿cierto?- le preguntaba Densuke a quien para él era Rin. -A fin de cuentas, ninguno merecía mi amor- dijo la muchacha que estaba sobre el tejado. –Creo que empezaré de nuevo-. De repente la lluvia comenzó a detenerse y con ella, el sol comenzaba a brillar una vez más. Cuando el cielo volvió a verse azul, aquella muchacha había desaparecido.




Fin.


*

Y así le damos cierre a "Ni sol, ni luna".
Si deseas dejar tu impresión en general
sobre el fanfic completo, pues, ¿qué estás
esperando? Vamos, deprisa... hazlo!

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-¡Arigatou Gosaimasu!-

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