El sol surgió lenta y tediosamente esa mañana. El horizonte se tiñó de un hermoso rojo-naranja cuando el reloj marcaba las 6:30am. Tomoki dormía aún, su rostro se entre veía por las sábanas que lo cubrían. El reloj marcaba las 6:45am y él aún dormía. Sus castaños cabellos comenzaban a sobresalir de entre las azules sábanas mientras él se retorcía debajo de ellas. Uno de sus brazos se dejó caer por uno de los lados de la cama; llevaba una pulsera azul marino, con un grabado que llegué a leer muy bien. Su clara piel se iluminaba al ser tocada por la luz del sol que entraba por una ventana. El reloj marcaba las 7:00am y él aún no despertaba.
– ¡Despierta de una buena vez! –gritó su hermano mayor entrando bruscamente a la habitación–; ¡Recuerda que me ayudarás con los deberes de la casa!–. Se aproximó a la cama, tomó entre sus manos las sábanas y las haló con brusquedad, dejándolas caer al suelo. – ¡Vamos, vamos, vamos! –gritó exaltado Senri– ¡Levántate!–. Tomoki abrió sus ojos todo espantado debido al escándalo de su hermano. – ¡Vamos, despiértate ya para que me ayudes! –gruñó Senri dándole la espalda– ¡A ti te dejaré el trabajo del jardín!–.
Tomoki soltó un largo bostezo. Su rostro estaba algo sonrojado y tenía marcadas las sábanas en sus mejillas. Llevaba una camisa azul (desde el día anterior, porque se desveló) y unos shorts blancos. Estaba todo despeinado, pero de igual manera para mí seguía siendo igual de lindo. Se dirigió al baño, se miró al espejo y murmuró algo que no recuerdo. Tomó, todo macilento, el cepillo de dientes mientras seguía mirándose al espejo. ¿Por qué me pasan estas cosas raras a mí? –masculló con fastidio– ¿Por qué se fijó en mí?–.
El sol calentaba sutilmente la delicada piel de Tomoki mientras éste podaba los gruesos arbustos del jardín trasero. – Espero no verle hoy –murmuraba de vez en cuando mirando el cielo– No quiero verle–. El reloj marcaba las 9:00am cuando Tomoki regresaba a su habitación para descansar un poco. A pesar de la hora, Tomoki no había probado bocado alguno, pero eso no le importaba, sólo hablaba más acerca de no querer ver a alguien. Ese alguien tal vez yo lo conozca, pero no tengo la menor idea de quien sea. Su cuerpo todo sudoroso reposa quieto sobre su desordenada cama. Aún viste las mismas ropas…
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-Arigatou-
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