Candidate for Goddess: Surrender

Surrender.

- ¡¿Y te parece esto justo?!- preguntó al verse aprisionado por aquel otro. -¡Todo por la fuerza! ¡Siempre lo haces todo por la fuerza!-. Su queja se vio interrumpida entonces por un necesario llanto. En su rostro la ira se desdibujaba intensa; su mirada tierna había desaparecido ya, su ceño fruncido trasmutaba por completo su personalidad. El enrojecido tono de su piel, en cambio, delataba su débil naturaleza.

- ¡Lo haré a mi manera!- expresó el otro, tenso. Su aún más clara tez y blanquecinos cabellos lo definían escasamente como un "chico lindo". Era su mirada: esa mirada de fuego que, en aquel instante, devoraba A Zero segundo a segundo. Sus manos sujetaban, imantadas contra una pared de hierro, los brazos de aquel. - No necesito tu permiso -dijo reacio;- ¡Te besaré porque así lo deseo!-.

La oscura cabellera de Zero se agitó bruscamente. La palabra "besar" pronunciada por otro chico y bajo aquella circunstancia no le pareció muy agradable del todo en su cabeza. Se sacudió ágilmente y logró zafarse sin problemas de aquellas manos. - ¡¿Besarme?! -expresó; - ¡Estas totalmente desquiciado!-.

Rápidamente, partió en carrera en ciega dirección. El otro, tras él, lo seguía de muy cerca. - ¡Vaya que vienen a pasarme éstas cosas!- dijo Zero, suspirando, al ocultarse en un oscuro callejón. Aquel otro, sin saberlo, ya lo había atrapado.

Se aproximó al escondite tan sigiloso como el inundado suelo le permitió. Su rostro, recio e inmutado, no dejaba en duda lo decidido que estaba en capturarlo. Avanzó unos pocos pasos, otros más y, de a poco, se fue asomando... un certero golpe en el rostro, directo en la mejilla, lo retumbó instantáneamente. -¡Aléjate!- gritó Zero amenazador mostrando en alto sus puños con ímpetu y vigor; -¡No volveré contigo, entiéndelo de una buena vez!-.

Aquellos ardidos ojos se posicionaron sobre él, fijo, iracundos. Un sobresalto instantáneo sorprendió a Zero, hayándose ahora sobre el suelo con aquel otro encima de él, nuevamente aprisionándolo. Sin mediar palabra alguna, aquellos labios rozaron los suyos, al principio, y así, entonces, sembrar un prolongado beso de labios. - Te amo, Zero Enna... -musitó;- ...y a donde huyas iré a buscarte-.

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-Arigatou-