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domingo, marzo 18, 2012

Little Butterfly: A Sad Sleep.

Un triste sueño.


Preso. Se hallaba preso, con el torso desnudo, bajo las húmedas sábanas de su cama. Tinieblas abrazaban la habitación; codeaban tristeza y llanto a la vez que una tenue luz de luna se arrastraba por las ventanas. No dormía. No iba a hacerlo ni menos iba a lograrlo. No había sueño que conciliar en su marea de lágrimas, en su marea de arrepentimientos.

Otro cuerpo aparece de entre las sombras. Se sienta al borde de la cama y suspira con molestia.  ¿Por qué lloras? preguntó; ¿Por qué tan triste de nuevo?. Paseó sus manos por las arropadas piernas del que lloraba. Sintió tenso su cuerpo, sintió el temblar de sus manos. Nuevamente suspiró y se recostó a su lado.

 Por favor, perdóname... musitó. Aquel otro, llorando aún, guardó silencio sin dejar de bañar la almohada con sus lágrimas.  Perdóname repitió ahora levantándose de la cama. Su enseriado rostro y su oscura cabellera se mostraron momentáneamente tras ser iluminadas por la escasa luz lunar. Se paseó por las sombras y regresó al futón donde, originalmente, dormiría.

La habitación quedó en silencio. Un extraño silencio. El llanto se había extinguido o solamente había sido escondido bajo una almohada. Él no conciliaba el sueño: no dejaba de pensar y ahogarse en su falta, en la herida causada a aquel otro quien lloraba. Su rostro oculto casi por completo en las sombras no mostraba ni dolor ni molestia, su mirada develaba su dolor interno.

Sus ojos, repentinamente, se apagaron. No volvieron a abrirse nuevamente. Aquel otro, con su rostro enrojecido por tanto llorar, esperaba que en verdad estuviese dormido. Se levantó de la cama y, lentamente, se aproximó al futón. Él dormía.

Silenciosa y cuidadosamente se introdujo bajo las sábanas junto a su visitante. Aunque dormía su cuerpo reaccionó a su presencia y, con facilidad, se entrelazaron en uno con el otro.  ¿Por qué iba yo a perdonarte... dijo ...si no has cometido falta alguna conmigo?.

Su rostro, su mirada, su cabello, extrañamente se veía más lindo de lo usual. No resistió darle un beso en la frente e intentar conciliar el sueño. Aquel otro, entonces, ya dormido, murmuró el nombre de quien había actuado estar dormido. No lo pensó y un beso en aquellos otros labios sembró. Su triste sueño, ahora, había empezado a cobrar sentido.




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-Arigatou-

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