Code Geass: Chess Kisser.

Ajedrecista Besador.

Densas y competitivas auras, de sus cuerpos expulsadas, ambientaban lo que, normalmente, sería un partido de ajedrez. Miradas calculadoras, rígidas, devoraban el tablero al unísono. Las piezas parecían bailar sobre aquel cuadriculado tablero.

El negro de las piezas lucía muy bien en su piel. Cada jugada de su parte parecía una sentencia de muerte contra su adversario. El blanco, por su parte, lucía tan temerosamente acorralado. Temblorosamente movía su batallón, como dudando si era lo correcto.

– Así no ganarás –dijo con arrogancia el de oscuros cabellos. Su elegante porte graficaba que la arrogancia era algo natural en su personalidad. La mirada del otro se posó sobre él por un momento: le sonreía, sabía que ganaría... Su mirada se atrevió a retarlo: era un guerrero.

– Aún así no ganarás –musitó deslizando delicadamente una pieza sobre el tablero. – Jaque–. El rostro de su rival empalideció. Rápidamente tomó medidas y combatió el peligro que sufría su reinado ficticio. El de oscuros cabellos sonrió. Nuevamente, deslizando una pieza sobre el tablero, repitió aquella palabra.

Con mal cara, el de los ojos de guerrero se debatió consigo mismo entre si movería o no su pieza Rey. – No te impaciente –dijo el de oscuros cabellos acariciando la corona de su propio Rey. El de los ojos de guerrero, con ímpetu y aires de superioridad, movió su pieza. El de oscuros cabellos ni se sorprendió.

Paseando su mirada por el tablero, sagaz, escogió su siguiente víctima. Sus delgados dedos esquivaron piezas suyas y ajenas y, acariciando las curvaturas de la ficha escogida, la tomó con elegancia y derrumbó una del oponente.

– Jaque... –dijo sin apartar sus dedos de la pieza. Guardó silencio por un segundo y, justo cuando el de los ojos de guerrero tradujo el resultado del juego con una mueca de sorpresa, abandonó la pieza y manoteó con fuerza el tablero y las piezas, mandándolas a volar.

El de los ojos de guerrero reaccionó demasiado lento ante aquel arranque de su adversario. Intentó levantarse de la silla y, al apenas intentarlo, el de oscuros cabellos arremetió en su contra haciéndolos caer uno sobre el otro. – ...Mate –dijo justo antes de llevar su lengua al interior de la boca de aquel otro.

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-Arigatou-