Friend-x-Friend (A Love Call)

Amigo-x-Amigo (Un llamado de amor)

La mirada fría de su acompañante lo trastocaba, lo hería, lo dejaba totalmente mudo. No, no era enojo: una pasión sobrehumana extralimitó el significado de "mejores amigos". La amenazadora postura, invasiva, de Usui le hacía sentirse devastadoramente vulnerable.

– No puedo evitarlo, Fye-kun –dijo inclinando su cuerpo cada vez más hacia adelante. Fye, paralizado, apenas y logró apartar su mirada. – ¡De-de-deten...te! –tartamueó con dificultad. Su corazón comenzaba a acelerarse. Usui simplemente ignoró su petición, si es que podemos llamarla como tal.

– ¡Pero si ayer logré, al menos, quitarte la playera! –esbosó en tono juguetón;– ¡Ambos sabemos que ésto te gusta y mucho!–. Sus manos, de a poco, le acariciaban el torso por debajo de las vestiduras. El apacible rostro del Fye se fue sonrojando más cada vez.

– No... no sigas... –decía repetids veces;– Sólo amigos... ¡lo prometiste!–. La voz empezaba a cortarsele, tal vez culpa del temor, tal vez culpa del enojo o, tal vez, culpa de la excitación. Usui lamentaba por mucho romperle una promesa, sobre todo ésa, pero se lamentaba aún más en habérsela hecho.

– ¡¿Por cuánto tiempo más quieres que me aguante?! –preguntó con exasperación. Fye aún no volvía su mirada hacia él, no se atrevía a mirarlo por un rato y menos si no podía darle respuesta alguna a esa pregunta. Usui suspiró.

– Tú ganas... –dijo entonces apartando sus manos de la vulnerable figura de Fye. Sus recios ojos lo miraron momentáneamente antes de darle la espalda. Fye permanecía rígido en la misma postura, sobre el sofá, con la chemise blanca levantada y bermudas arrugadas. Se oyó a sus espaldas.

– Yo también... –musitó dubitativo. Se llevó las manos al rostro y se limpió así las lágrimas. – Yo también... –repitió con la voz un poco más elevada. Con enojo, apretó los puños y golpeó, súbitamente, el espaldar del sofá. – Yo también te amo... ¡Yo también te amo!–.

– ¿Y por qué esperaste tanto para admitirlo? –preguntó Usui mientras se inclinaba hacia él desde detrás del sofá. – Cuando dudes o temas... ¡confía!–. Un beso le fue, finalmente, correspondido entonces.

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-Arigatou-