Fanfic Project V2.5a: Medabots: A Battle Chronicle.

Crónica de una Batalla.

Un fuerte soplar del viento levantó una estela de polvo por sobre su cabeza. Su amarilla armadura llevaba marcas de disparos por todas partes de su estructura. Su cañón de francotirador estaba inutilizable. Sus ametralladores gemelos funcionaban a la perfección, aunque su munición, en verdad, no le rendiría en tan ardua batalla.

– Hay que hacerlo bien, Metabee –dijo una voz en el interior de su cabeza;– Éstos sujetos deben ver de qué estamos hechos–. Metabee se puso de pie entonces. La enorme roca que, a sus espaldas, le protegía del enemigo, era su único boleto para la victoria. Tenía que ingeniárselas para deshacerse de esas tres desalmadas máquinas.

De a poco, los Unitrix se posicionaban para una embestida. Aquella voz, con destreza, le sumó unas cuantas órdenes a la lista de cosas que Metabee haría a continuación. Recargó sus ametralladores gemelos, se asomó por el lado izquierdo del monolito rocoso y, sobre él, una lluvia repentina de metrallas se lanzó inadvertida.

– ¡Cuidado! –gritó la voz;– ¡Bastardos no cesan el fuego!–. Por un milisegundo, el ataque se pausó e, instintivamente, Metabee se arrojó fuera de su colosal protector. – ¡Ahora toma ésto! –musitó alzando su brazo izquierdo, puntando sus armas contra el enemigo. Un zumbido y, en segundos, una marejada de disparos colapsaron contra la estructura del Unitrix. La ráfaga fue potente y precisa: Unitrix #1 había sido desactivado.

Pero su caída fue un tropiezo a la vez. Un ataque doble se cruzó en su camino. Corrió velozmente hacia adelante. Los disparos, en su mayoría, impactaron en el suelo. Otros, en cambio, disminuyeron su ya deteriorada condición. Su resistencia había disminuido considerablemente. Se protegió, a duras penas, con un pilar de hierro que centraba el campo de batalla.

Los Kilobots, sin esperar segundo alguno, arremetieron contra éste escondite. Uno corrió hacia la izquierda, el otro cambió de curso; ambos teniendo en alto sus armas, bien cargadas, listas para disparar. Metabee, se echó a correr hacia adelante, dejando su espalda totalmente abierta al fuego enemigo. Las pequeñas explosiones dentro de las armas iniciaron: las chispas brotaban a montones de los orificios a la vez que la munición salía disparada. No menos de dieciocho impactos recibió, sin duda.

Rápidamente se dio la vuelta y se arrojó, de espaldas, hacia atrás. – ¡Es mi turno! –exclamó. Contraatacó desmesuradamente al primer blanco que alcanzó. Sus descargas lo desorbitaron por completo haciéndolo retroceder. El otro, en cambio, se descargaba sobre él con toda libertad. Estaba acorralado. Ya no tenía salida.

Una sombra, repentinamente, surgió del vacío y, con un fuerte impacto, destruyó completamente la coraza del Kilobot. El Unitrix #2 había sido erradicado. El polvo se levantó de nuevo por sobre sus cabezas. Aquella extraña figura le pareció conocida pero el polvo, el polvo no dejaba reconocerle bien.

– Dos contra uno... –dijo;– no me parece para nada justo. La caballerosa voz fue reconocida inmediatamente. – ¡Rokusho! –exclamó Metabee volviendo a erguirse. – Los amigos están para apoyarse ¿no crees?–. Metabee, volviendo su mirada hacia el último blanco, se dispuso a correr en su búsqueda. Rokusho, conjunto con Metabee, corrió hacia el último enemigo en pie.

Las descargas de Metabee implosionaron: el sordo sonido de las ametrallas disparando hizo eco en el espacio a la vez que las descargas rebotaban en la armadura del kilobot. Éste, a pesar del daño, alzó sus armas, apuntando a ambos a la vez. Pero tiempo le faltó para realizar su ataque: Rokusho saltó sobre él, concentrando su poder en el ataque, su puño se afincó pesadamente en el centro del pecho del enemigo. Éste en cuestión de segundos había sido desactivado. El Unitrix #3 había sido erradicado...