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lunes, enero 27, 2014

Ouran Highschool Host Club: Dualities

Dualidades

Se trata de su hermano, su propio hermano, pero se le queda mirando muy fijamente, muy atento. Sabía que su hermano hacía esas cosas, es natural, inclusive él mismo las hace también. Pero, no es usual encontrar a un hermano tendido sobre la cama, desnudo por completo, tocándose. Tocándose tan placentera y lascivamente que él, como humano, no pudo evitar la curiosidad de estarse quieto y verlo todo. A su vez, no podría evitar que su humanidad le impulsara a la idiotez hormonal del mundo joven, aún cuando aquel que tanto miraba fuese su propio reflejo.

-¿Se sentiría igual de bien si fuese mi mano la que lo tocase?

Su pregunta, mentalmente hecha, hizo un eco terrible en sí mismo. Se halló entonces del todo excitado por su hermano y su desnudez, por sus gestos, por sus gemidos. Pero su razón lo mantuvo al margen de la puerta. Pero su cuerpo actuó, por otra parte, de maneras tan lascivas como la del otro. Se quedó, entonces, de pie junto al umbral de la puerta, desnudo como el otro, tocándose, tocándose por el otro. Y se quedí en silencio mirando, apenas, las aproximaciones de sí mismo impresas en la desnuda figura del gemelo sobre la cama.

Pero su razón fue débil. Su cuerpo se abalanzó dentro de la habitación, en dirección a la cama. Se paseó por la misma y, parándose frente a si hermano, continuó tocándose. Estaba ya tan pero tan próximo: tenía que tocarlo, debía hacerlo. Lentamente, como temeroso, subió a la cama y acomodó entre las extendidas piernas de su reflejo. Sus manos, súbitamente, se apartaron de su propia existencia aterrizando, ahora, sobre el otro tan idéntico. Se inclinó, entonces, hacia aquel cuerpo y, sin vacila, se llevó aquella erección a la boca.

Temprano en la mañana, ambos yacen sentados a la mesa, desayunando. Él no deja de mirarlo con picardía. El otro quiere ahogarse en su vaso de agua. Ambos rostros son iguales, pero no sus actitudes. Aquel, sonrojado, quiere olvidar la noche anterior. Él, en todo caso, por debajo de la mesa, estira la pierna hacia adelante posando su descalzo pie sobre la silla del otro, aterrizando -justamente- sobre su entrepierna, acariciándola.

-Tú empezaste...


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